LLEGADA DE UN HIJO Y RELACIÓN DE PAREJA
CÓMO AFECTA LA LLEGADA DEL BEBÉ A LA RELACIÓN DE PAREJA
Primando el deseo de ser padres y motivados ya por la edad y/o presionados porque su entorno de amigos ya tiene hijos pasando por alto que si la relación de pareja está atravesando una crisis, la llegada de un hijo la potenciará todavía más.
Se puede idealizar la maternidad y paternidad cuando la realidad es que conlleva muchos reajustes a nivel de pareja e individual.
*Cambios con la llegada del hijo en la relación de pareja:
El paso de “dos a tres” conlleva que toda la atención y las necesidades las requiere el bebé, por cuestión de supervivencia.
El bebé debe ser alimentado al principio cada poco tiempo, garantizarle su bienestar físico y emocional y promover una buena higiene del sueño.
Tener un hijo puede ser motivo de desacuerdos y generación de estrés en la pareja por cuestiones básicas como “dar el pecho o biberón” (cada miembro de la pareja puede decantarse por un tipo de alimentación sin poder llegar a un acuerdo), si se le da al niño chupete y en qué momentos, cómo va a ser el sueño (si le duermen en brazos, si tendrá su habitación o dormirá con los padres…), horarios de baño y de paseo, etc. y cómo se realiza la baja maternal y paternal.
Aparecen rutinas nuevas para ambos progenitores, que supone una reorganización a nivel de la pareja y a nivel individual y que deben resolver ellos mismos sin que exista un “manual de instrucciones” que les guíe y que sea infalible.
Tener un bebé “consume tiempo” a lo que hay que añadir menos horas de sueño para los padres y/o peor calidad de sueño de lo que deriva el cansancio físico y/o emocional.
Además, están las preocupaciones por el bienestar y salud del bebé: si ha nacido prematuro, o si necesita de otros cuidados adicionales por problemas de salud.
La comunicación de la pareja gira ahora en torno al bebé y pueden aparecer reproches sobre quien está más tiempo con el bebé y cómo se realizan las tareas de su cuidado y de la casa (Ejemplo: “estoy sola todo el día con el bebé y tú apenas estás en casa”, “no te has acordado de lavar los pijamas y bodys del niño”).
Las dificultades de convivencia se mantienen por discusiones acerca del reparto de tareas en el hogar, del escaso tiempo individual de cada uno y del ocio conjunto (ejemplo:” nunca vamos al parque los tres, parece que a ti te da igual hacer algo juntos”).
Otra de las bases de pareja que “puede perderse” es el intercambio de muestras de afecto en la pareja y la ausencia o notable reducción de las relaciones sexuales.
Lo que observo en mi práctica clínica con parejas es que la mamá puede sentirse “sola”, “poco apoyada” y no comprendida por él.
Además de los cambios hormonales y emocionales durante el embarazo y el parto puede haber otros factores que creen insatisfacción y malestar en la relación de pareja como estar en una ciudad donde no disponen de fuentes de apoyo (ejemplo no tener familia en el lugar de residencia), cambios laborales del papá como ascenso laboral con mayor responsabilidad o con una menor disponibilidad de tiempo que contribuyen al sentimiento de soledad de la mamá, etc.
El nuevo papá puede sentirse “excluido” del vínculo mamá-hijo o sentirse “invalidado” o “cuestionado” en su desempeño ante el nuevo rol familiar.
*Situaciones y problemas que generan más discusiones:
Además de las mencionadas discusiones por desacuerdos acerca de las necesidades básicas del bebé sobre alimentación, sueño, horarios, gestión de las tareas de la casa, conciliación de la vida laboral y familiar, tiempo familiar e individual, y otras cuestiones acerca de la crianza del niño (guardería sí o no, afectividad, juguetes y juegos…) aparecen con la maternidad y paternidad otro tipo de situaciones que de no gestionarse adecuadamente pueden llevar incluso a la ruptura de la pareja.
Una de las situaciones que más he observado en terapia de pareja además de los reproches por quien realiza más o mejor las tareas desde la llegada del bebé y cómo quedará posteriormente la conciliación del trabajo de cada progenitor (quien opta a realizar nuevos trabajos, reducción laboral, quien renuncia a qué en temas laborales) se encuentra la relación con las familias de origen del papá y la mamá.
Un miembro de la pareja puede encontrarse “entre la espada y la pared” entre los mensajes que recibe de un familiar (ejemplo, su madre) y su pareja. (Ejemplo: que el nuevo papá escuche los consejos de su madre sobre cómo debe dormir al bebé, si darle el chupete o cuándo cogerle en brazos y la opinión de su mujer) creándose a veces situación de desbordamiento emocional que puede llevar incluso a romper el vínculo con la familia política, al sentirse la otra parte excluida y cuestionada en su rol como madre o padre.
La pareja debe tomar sus decisiones acerca de la crianza del niño y a veces la familia de uno de ellos o de ambos se involucra excesivamente en cómo deben actuar como padres, dificultando su maternidad y paternidad.
*Porcentaje de parejas que acuden a terapia por problemas con los hijos:
Yo diría que en torno al 80% de las parejas que acuden a terapia de pareja lo hacen directa o indirectamente por problemas relacionados con los hijos.
No solo desean solventar sus problemas relacionales de comunicación, monotonía, afectividad, sexualidad, resolución de conflictos y manejo de discusiones, sino que aparecen dificultades en torno a los hijos, relacionado con diferencias en el estilo educativo, en cómo debe ser la crianza de los hijos y en las expectativas que tenían cada uno de ellos.
Además, parejas que acuden a terapia de pareja y no tienen hijos plantean conflictos acerca de ser padres: bien porque uno no desea tener hijos y el otro sí o porque tienen dudas acerca de ser padres o han realizado tratamientos de reproducción asistida sin éxito que les han afectado psicológicamente.
Si habéis sido papás y vuestra relación de pareja está atravesando cambios significativos que no podéis solucionar, consultar antes de que se agraven más los problemas y poder reestructurar la situación.
Es una demanda frecuente en Psicólogos Sexólogos Zaragoza y con la terapia de pareja saldréis fortalecidos.
Os dejo un enlace al periódico de Aragón donde he colaborado en relación a este post:
La mitad de las parejas se rompen en cinco años con la llegada del primer hijo
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