La disfunción eréctil (denominada anteriormente impotencia) es la incapacidad, persistente o recurrente, para obtener o mantener una erección apropiada hasta el final de la actividad sexual y provoca malestar e interfiere negativamente en las relaciones de pareja.
Hasta hace poco se utilizaba el término impotencia, con connotaciones negativas y que actualmente está en desuso, para englobar la incapacidad de obtener una erección así como los problemas de infertilidad y de deseo masculinos.
Se estima que la prevalencia de la disfunción eréctil es de un 12,1 % de los hombres entre 25 y 70 años (según el estudio EDEM de epidemiología de la disfunción eréctil) y la edad aumenta su prevalencia, siendo la edad un factor de riesgo al estar relacionada con enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión.
Habitualmente, la disfunción eréctil aparece de forma secundaria, sin que pueda mantenerse o conseguir la erección, tras un período de tiempo en el que funcionaba adecuadamente.
Y puede ser algo situacional (que haya erección con masturbación o sexo oral y no con el coito o que haya erección con una pareja pero no con otra) o generalizado (que no haya erección con ninguna práctica sexual).
Causas de la disfunción eréctil:
La disfunción eréctil se debe muchas veces a causas psicológicas y hay que tener presente que aunque haya una causa orgánica (diabetes, hipertensión, insuficiencia renal, enfermedad cardiovascular, consumo de ciertos fármacos, tabaco, alcohol) hay siempre un componente psicológico que es conveniente abordar con
terapia sexual.
El temor a que ocurra la pérdida de erección (incluso aunque se haya tenido solo un episodio fallido) puede crear un círculo vicioso, en el cual la ansiedad conduce al fracaso y el fracaso eleva la ansiedad.
Esta ansiedad de ejecución, mantiene la disfunción eréctil y es desencadenada por varios factores:
- temor al fracaso: «me va a volver a pasar»
- obligación de resultados: «tengo que mantener la erección hasta el final»
- estar pendiente de la otra persona: «¿qué pensará de mí si no tengo erección?»
- «rol de espectador»: consiste en observarse como si fuera un espectador, en vez de dejarse llevar por sus sensaciones eróticas.
Además, puede haber otros factores que afecten a la erección y sobre los que hay que intervenir, como estrés, ansiedad, depresión, alcoholismo, otro problema sexual previo (es habitual la
eyaculación precoz previa), siendo además muchos factores tanto causa como consecuencia de la disfunción eréctil.
Pauta que se repite en la disfunción eréctil:
Suele repetirse una misma pauta: la pareja demanda relaciones sexuales, la persona con disfunción eréctil se siente presionada y «con miedo al fracaso» dudando de su respuesta de erección con rol de espectador, pérdida de atención en lo erótico y ansiedad por el resultado.
De esta forma, con cada intento obtiene el mismo resultado y este patrón se mantiene con el tiempo y aumenta la ansiedad y la frustración, llegando incluso a evitar los momentos sexuales para no sentir el fracaso y la sensación de «ponerse a prueba».
Soluciones a la disfunción eréctil:
La solución al tratamiento farmacológico suele ser al que se recurre en primera instancia: sildenafilo, tadalafilo.. es el tratamiento que prescriben los urólogos y el primero que se suele elegir, sin embargo aunque en las primeras relaciones sexuales puede ser una vía rápida de tratamiento, con el tiempo no se obtienen tan buenos resultados, además de los posibles efectos secundarios que puede conllevar.
Si se recurre a la farmacología como vía de tratamiento es recomendable por tanto que se realice junto a una terapia sexual ya que incluso si hay una causa orgánica, se debe trabajar el componente psicológico que subyace.
En
Sexólogos Zaragoza Eva María González, se realiza
terapia sexual para trabajar la
disfunción eréctil, tanto individualmente como en pareja, tanto si es el único problema sexual como si aparece junto a otros (como eyaculación precoz o retardada,
bajo deseo sexual) o con problemas combinados en la pareja (disfunción eréctil y vaginismo, disfunción eréctil y anorgasmia, etc).
Afortunadamente, aunque se suele acudir con ansiedad y reticencias, se trata de un problema sexual resoluble (como muchos otros problemas sexuales) y con edades que abarcan desde los 18 años a los 70.
Este es un enlace sobre disfunción eréctil publicado en el periódico Heraldo: